viernes, 12 de noviembre de 2010

Investigadores de las universidades de Southampton, Liverpool y Calgary (Reino Unido) han utilizado dedos fosilizados como indicadores de los niveles de exposición de las especies a los andrógenos prenatales, el grupo de hormonas implicadas en el desarrollo de la agresión y la promiscuidad. Según el trabajo, nuestros ancestros podrían haber sido más agresivos y promiscuos.
Los investigadores han analizado la relación entre los huesos de dedos fósiles de neandertales y los primeros simios, así como de los homínidos Ardipithecus ramidus y Australopithecus afarensis y han publicado las conclusiones en el último número de la revista Proceedings of the Royal Society B (PNAS).
Según este equipo, hormonas como la testosterona afectan a la longitud de los dedos durante el desarrollo del feto. Unos elevados niveles de hormonas aumentan la longitud del dedo anular en comparación con el dedo índice, “lo que da como resultado una relación baja entre el dedo índice y el dedo anular”.
Los científicos observaron que la relación entre los dedos fósiles de los neandertales y de los primeros homínidos era inferior a la de la mayoría de los seres vivos, lo que sugiere que han estado expuestos a mayores niveles de andrógenos prenatales. “Esto indica que los primeros humanos probablemente hayan sido más agresivos y promiscuos que los humanos de hoy en día”, afirman en la investigación.
Los resultados también sugieren que los primeros homínidos, los Australopithecus, que se remontan a hace entre tres y cuatro millones de años, probablemente eran monógamos, mientras que los primeros Ardipithecus fueron más promiscuos y más similares a los grandes simios actuales.
“Las especies de primates promiscuas poseen una baja relación entre los dedos índice y anular, mientras que las especies monógamas tienen relaciones mayores”, afirma el equipo. No obstante, las conclusiones son preliminares y no han sido puestas en contexto ni contrastadas con estudios históricos, antropológicos y sociales.
Faltan fósiles para confirmar la hipótesis
Según Emma Nelson de la Escuela de Arqueología de la Universidad de Liverpool, “los andrógenos prenatales afectan a los genes responsables del desarrollo de los dedos de las manos, dedos de los pies y del sistema reproductor”.
El equipo utilizó esta información para calcular la conducta social de los simios y homínidos extinguidos. Aunque el registro de fósiles es limitado para este período y todo el equipo insiste en que se necesitan más fósiles para confirmar las conclusiones.

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