El consumo de grasas saturadas y trans, presentes sobre todo en los productos industrializados y la comida rápida, incrementa el riesgo de sufrir depresión. Al contrario que las trans descubrimos que el aceite de oliva y las grasas poliinsaturadas (abundantes en el pescado) protegen contra las enfermedades mentales y están asociadas con un menor riesgo de depresión. En los últimos años se ha incrementado este problema de salud mental y, de forma paralela, parece que también empezamos a sustituir las verduras y el pescado por productos industriales como bollería y comida rápida. Después de examinar la dieta diaria y el estilo de vida de 12.059 personas durante una media de seis años, y teniendo en cuenta la posible influencia de otros factores, "observamos que un 30% las depresiones serían atribuibles a un alto consumo de grasa perjudicial", concluyen los científicos españoles. Actualmente, la depresión afecta a unos 150 millones de personas en el mundo, se trata de la primera causa de pérdida de años de vida sana en los países desarrollados (por años de incapacitación e incluso suicidios), por lo que las acciones preventivas son fundamentales". Y dadas las conclusiones del artículo, la dieta podría ser una gran apuesta para el abordaje de este problema de salud pública.
Saúl Martínez Expósito 1ºB
www.elmundo.es
jueves, 27 de enero de 2011
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