En Saná, capital de este país, solo la mitad de los habitantes disponen de agua corriente, y esta llega en días alternos. La situación límite en la que se encuentra este país viene producida por su elevada tasa 
de natalidad, la rápida urbanización, el cultivo de qat (una hierba estimulante y ligeramente narcótica consumida por dos tercios de los yemeníes y que requiere mucha agua), la perforación arbitraria de pozos y la falta de concienciación de sus habitantes.
Para obtener agua de los acuíferos de la capital ahora hay que perforar hasta 200 metros frente a los 20 que solía encontrarse agua. Por esto el propio Ministerio de Agua y Medio Ambiente temen que la ciudad se quede sin agua antes de 15 años.
Se afirma que hay cantidad de pozos ilegales, que debido a la falta de voluntad política no se controlan. En estos momentos, llenar un depósito de agua a un yemení le cuesta entre 5.2 y 8.7 euros, teniendo en cuenta que necesitan dos depósitos al mes, esta cantidad está entre el 10% y el 50% de los ingresos de muchos yemeníes.
El propio ministro de Agua y medio ambiente del país afirma que muchos enfrentamientos tribales, con el debido aumento de la violencia en la población, son consecuencia de la lucha por los recursos (agua, petróleo o tierras). Y así se recoge en la prensa local diversos casos de problemas entre tribus por el agua.
Fuentes de informacion: el suplemento del periódico El País llamado "EL PAÍS de los estudiantes" del día 8 de Marzo de 2010. Se puede leer la noticia conpleta visitando esta página del periódico digital El País.
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