Días atrás recibimos la terrible noticia sobre la muerte de Harambe, un gorila de 17 años de edad que residía en el zoo de Cincinnati. ¿La causa? El director del zoo, Thane Maynard, ha apoyado públicamente la decisión de disparar y matar al gorila para salvar al niño de cuatro años de edad que cayó accidentalmente dentro de su foso. Maynard asegura que el animal suponía un grave peligro para la vida del niño: "Si nos viésemos de nuevo en una situación similar, hubiésemos tomado la misma decisión de disparar al gorila". Según los trabajadores del recinto, el animal estaba agitado y desorientado.
El simio arrastró al niño por el recinto, además de golpearle la cabeza contra el hormigón. Esto motivó la decisión de los guardas del parque de ejecutarle, diez minutos después de que el niño cayese al foso. Defendieron que el uso del tranquilizante iba a ser inservible ya que tardaba en hacer efecto y el gorila podía ponerse más nervioso aún, lo que hubiese supuesto un mayor peligro para la vida del pequeño.
Numerosas organizaciones animalistas se han movilizado para mostrar su desaprobación ante la actuación de los guardas en Estados Unidos, recogiendo más de 200.000 firmas de personas en Change.org a modo de protesta. Incluso algunas peticiones insisten en exigir responsabilidades a los padres del niño.
El director del zoo asegura que sus instalaciones son seguras y que su personal ha actuado sin ningún tipo de negligencia, solo con el objetivo de salvar la vida del niño. "Aparentemente, el chico pasó por encima de una barrera de un metro de altura", ha asegurado. "La barrera es adecuada", ha querido zanjar, "pero la gente puede pasar por encima de las barreras". Aún así, el director del zoológico ha asegurado que revisarían las barreras para comprobar si pueden ser mejoradas.
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