Pere Estupinyà (Tortosa, 1974) está tan convencido de la importancia que el conocimiento científico aporta a la sociedad que abandonó su doctorado en genética para dedicarse de lleno a la divulgación. Editor y guionista del programa Redes durante cuatro temporadas, tras su paso por la Universidad de Harvard ha compaginado el estudio del fenómeno del periodismo científico en América Latina para el Knight Tracker del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) con la elaboración de su primer libro. Se trata de El ladrón de cerebros, que acaba de ver la luz y donde reflexiona sobre las cuestiones científicas más candentes del siglo XXI.
Lleva años dedicándose a la comunicación y divulgación científica.
¿Qué ha significado para usted la publicación de El ladrón de cerebros?
A título personal, una ilusión enorme. Escribir un libro se convirtió en un reto más duro de lo que me había imaginado. Pero ahora estoy encantadísimo con el resultado y la aceptación que está teniendo. A título profesional, me está permitiendo llegar a muchas más personas –unos que ofrecen información científica y otros que la buscan–, y veo que desde esta encrucijada se abren nuevas ventanas. Tras volcar todas estas enseñanzas e ideas en el libro tuve la sensación de que El ladrón de cerebros era el fin de un ciclo, pero ahora estoy viendo que significará el inicio de otro.
¿Qué le hizo abandonar el doctorado en genética y decantarse por el periodismo científico?
La inquietud y falta de paciencia. A mí me encantaba la ciencia y estaba convencido de que mi trabajo sería la investigación. Pero pasé un año entero haciendo una técnica llamada PCR y sin ninguna expectativa de mejora. Entonces busqué una manera de continuar vinculado con la ciencia de primer nivel sin necesidad de pasar todo el día en el laboratorio. Y se me ocurrió la comunicación. Ser un crítico culinario en lugar de cocinero. Di el salto a la profesionalización con la oportunidad que me dio Eduard Punset en Redes. Empezó como una aventura y –sin dejar de serlo –se ha convertido en una profesión. Pero quiero resaltar que me siento más científico que comunicador.
lunes, 17 de enero de 2011
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