Este año que ahora acaba ha sido malo para el medio ambiente.La promesa de reducir la pérdida de biodiversidad en todo el mundo para el año 2010 no se ha cumplido ni de lejos, al tiempo que todo el mundo celebraba el Año Internacional de la Biodiversidad.
La degradacion planetaria sigue imparable, incluso más rápida y destructiva que nunca.También en nuestro país, donde la defensa de la biodiversidad nos sigue pareciendo algo decorativo y superfluo, cuando en realidad es la salvaguarda de nuestro futuro.Y nuestra manera de gestionarla habla mucho de qué tipo de sociedad hemos creado, cada día más abocada hacía un desarrollismo desestructurado sin futuro.
La nueva ministra Rosa Aguilar ha prometido pintar de verde el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, pero con un presupuesto cercenado no tendrá dinero para comprar la pintura. Tampoco voluntad política para impedir el avance de los cultivos transgénicos, proteger el atún rojo, paralizar el proceso de elección de ubicación del cementerio nuclear, rechazar en los tribunales la rebaja de 300 especies en el nuevo catálogo de especies protegidas de Canarias, evitar la muerte de más linces o el estancamiento de la Red Natura 2000.
Se han hecho pocas cosas, pero muchas de ellas han sido para supuestamente revalorizar los espacios naturales, cuando en realidad sólo se han levantado infraestructuras con escaso contenido y carentes de personal preparado que las puedan gestionar con eficacia.
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado 2011 Año Internacional de los Bosques. Visto lo visto, todo quedará en una celebración más carente de compromisos, y mientras seguiremos destruyendo nuestras forestas a velocidad endiabladamente irracional. Pobres árboles. No pueden echar a correr para evitar la que les viene encima.
Fuente: ABC
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