Comer con moderación, realizar ejercicio físico diario, evitar las grasas... son patrones que nos ayudan a combatir el sobrepeso. Pero hay otro factor, quizás menos conocido, que puede influir en nuestra línea: el sueño de calidad. La falta de descanso aumenta la producción de grelina y disminuye la de leptina, dos hormonas que regulan el apetito, lo que provoca que la gente coma más.
«La grelina es producida principalmente por el estómago y aumenta las ganas de comer. La leptina es generada por las células grasas e indica la falta de reservas metabólicas y calorías», explica Empar Lurbe, investigadora principal del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatológica de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), donde están estudiando la relación entre el sueño y el desarrollo de la obesidad.
«Se ha constatado que una hora más de sueño disminuiría hasta un 36% la posibilidad de que los niños sufran sobrepeso», apunta la doctora Lurbe.
Un reciente estudio de la Universidad de Stanford que apoya esta teoría evidencia que las personas que duermen menos de cinco horas producen mayores niveles de grelina y menos de leptina, en comparación con quienes duermen por ejemplo ocho horas. La consecuencia más importante de estas alteraciones neuroendocrinas es el aumento del apetito. Lo malo es que en estos casos no nos apetece comer más espinacas sino alimentos hipercalóricos y ricos en hidratos de carbono que sustituyan la energía que no hemos recuperado durante el sueño. Una sobrealimentación que obviamente contribuye al aumento de peso.
Consejos
Pero no sólo es que tengamos más hambre de alimentos poco sanos, sino que también disminuyen las ganas de hacer ejercicio, una combinación explosiva que favorece el acopio de grasa.
Para evitar la acumulación de lípidos, desde el CIBERobn recomiendan seguir una dieta limpia y con bajos niveles de azúcar, practicar deporte de forma regular y, sobre todo, dormir más, porque se ha revelado como un importante factor en el control del peso.
Para conseguir un sueño reparador, los expertos recomiendan a los adultos dormir de 6 a 8 horas diarias y a los niños hasta 10. Quitar la tele del dormitorio, evitar leer en la cama, no ver películas o programas que estimulen la actividad cerebral una hora antes de acostarse, y no consumir café o tabaco después de las cinco de la tarde, son algunos de los consejos que aportan desde el CIBERobn para evitar los trastornos del sueño.
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